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Este mes de mayo recordamos, desde las entidades, los sindicatos, las universidades y las instituciones la lucha contra la lesbofobia, homofobia, bifobia y transfobia. Es no sólo necesario, sino también imprescindible.

La ley 11/2014 que fue impulsada por el mundo asociativo y aprobada por una mayoría parlamentaria, es un instrumento valioso que hay que continuar desarrollando, mejorando y complementado desde las políticas públicas, y también desde la sociedad civil, el mundo laboral y la académico. Tenemos muchos retos pendientes todavía. Pero hay también una mirada a todas las personas del colectivo de todo el mundo, que no sólo no están al amparo de una ley de garantía de derechos más o menos mejorable, sino que por el solo hecho de no responder a los patrones heteropatriarcales son marginadas, perseguidas y castigadas.

En el día internacional contra la LGBTIfòbia, y cada día, debemos recordar aquellas personas que por ser sencillamente que quieren ser y amar como quieran, ponen su vida en peligro.

Aquellas y aquellos que pueden ser multadas, castigadas, encarceladas, torturadas, violadas o incluso asesinadas al amparo de leyes despóticas que los niegan la libertad, la libertad de ser y amar como quieran. Para denunciar los gobiernos que actúan así, para no dejar caer en el olvido todo su sufrimiento, para empujar al mundo a una mirada de respeto a los derechos humanos, hace falta que hablemos, hoy, este mes, cada día. Y hay que abrimos la mirada, el corazón y las fronteras a las personas que tienen que huir de su país para poder ser quienes son, para poder vivir su diversidad sexual y de opción de género sin riesgo de su vida.

Hagamos de Catalunya un país de refugio LGBTI.

 

Mireia Mata Solsona es Directora General de Igualtat de la Generalitat de Catalunya

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seminario de combate lgtbfobia
Dia mundial de combate a homofobia

Por Carme Porta

En 124 estados del mundo (122 de los cuales son miembros de Naciones Unidas) no existe ninguna ley que criminalice las relaciones sexuales consentidas entre personas adultas del mismo sexo. Si bien la lucha por erradicar la LGTBIfòbia el mundo es larga y la evolución muy lenta también hay que tener en cuenta los avances y retrocesos según el color político de los diferentes gobiernos. Nadie debería ser castigado, perseguido, agredido o discriminado por su orientación sexual o identidad de género y, en cambio, encontramos serios retrocesos, sean políticos o sociales, en muchos estados del mundo.

De hecho, en 72 estados del mundo se siguen criminalizando las relaciones sexuales consensuadas de personas adultas del mismo sexo. Algunos de estos estados no tienen leyes que criminalicen estas relaciones en privado pero se criminalizan de facto y se deja actuar impunemente quien agrede y discrimina a las personas LGTBI. A pesar de la evolución de los últimos años (86 estados en 2008) aunque en 9 estados miembro de las Naciones Unidas se aplica la pena de muerta las personas LGTBI. En cuanto a la identidad de género en un artículo anterior informamos sobre la situación actual de forma amplia.

Brasil es un país que legalizó la homosexualidad en 1831 y la edad de consentimiento es a los 14 años, independientemente de la orientación sexual. También permite la adopción por parte de parejas homosexuales desde 2010; en 2013 reconoció el matrimonio igualitario; pesar de no tener legislación antidiscriminatoria tiene protección legislativa a la orientación sexual en algunos estados (un 78% de la población vive en ese jurisdicciones). A inicios del siglo XX también sufrió etapas oscuras que llevaron al movimiento en la semiclandestinidad y una persecución social y política durante la dictadura entre 1964 y 1984 aunque fue especialmente dura de 1969 a 1973.

El asesinato de líderes y activistas LGTBI es una constante. El último asesinato ha sido el de la socióloga y concejala Marielle Franco de 38 años. Marielle Franco era defensora de los Derechos Humanos, madre negra y lesbiana y feminista, su biografía tiene trazas de discriminación múltiple que ella luchó para superar con su activismo. El caso de Brasil es especialmente sangrante, tal como indican algunos informes de la comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que afirma que «cada 28 horas una persona LGBT es violentada por causa de la homofobia, bifobia y transfobia» destacando las torturas a que se stomet las víctimas, así como el alto grado de violencia del que son objeto.

A pesar de tener derechos reconocidos por el colectivo en Brasil la LGTBIfòbia no es considerada un delito. En los últimos años hubiera polèmiquortants alrededor de jurisprudencia contra los derechos LGTBI. El juez Waldemar Cláudio de Carvalho, de un tribunal de la Justicia Federal de Brasilia permitió tratar las relaciones sexuales de personas del mismo sexo como una enfermedad y permitió las terapias de reversión sexual a los psicólogos. En este sentido, el Consejo Federal de Psicología de Brasil hizo público un comunicado en el que aseveraba que el fallo del juez «iba en dirección contraria hacia la protección de los derechos de la comunidad homosexual y aumentaba los prejuicios en un país con altos índices de violencia y muertes por LGBTfobia », recordando que la Organización Mundial de la Salud retiró la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales hace casi 30 años. La Asociación Brasileña de Gays, Lesbianas, Travestis y Transexuales lanzó la campaña tra te Sede Preconceito (Trate su prejuicio) defendiendo la libertad de orientación sexual e identidad de género y que tuvo una gran repercusión internacional.

Brasil a pesar de la legislación, destaca por ser uno de los países con un nivel de brutalidad más alta en las agresiones LGTBIfòbes, junto a Colombia y México. La LGTBIfòbia es una constante, en el año 2016, año en que crecieron los crímenes LGTBIfobs un 20%, Brasil ocupó el primer lugar del mundo en muertes provocadas por LGTBIfòbia, 343 muertos en total.

Rosa Almirall es doctora en ginecología y obstetricia, militante feminista en los años 80, y además sexóloga. También es en este momento la directora de los Servicios de Ginecología de Atención primaria del Instituto Catalán de Salud y creó el servicio Trànsit de promoción de la salud de las personas trans* dentro de la sanidad pública, y que da atención a todas las personas con identidades no normativas que se acercan de toda Catalunya.
La Rosa Almirall ya estuvo en el primer centro de Planifiación Familiar de Barcelona y también ha estado muy implicada en la lucha feminista.

Un servicio que básicamente que valida a la persona en la situación que esté, es decir que no hay ninguna prueba diagnóstica ni ninguna prueba psicológica o psiquiátrica que pueda definir a una persona, sólo lo que es la propia vivencia de la persona y cómo se define.

La iniciativa, muy inicialmente, era simplemente crear una consulta respetuosa hacia personas con cuerpos diversos y que no se siente ni discriminadas, ni rechazadas, es decir, una consulta amable para poder hacer lo que la Rosa ya hacía como ginecóloga pero aplicado a personas tanto con cuerpos diversos como incluso con orientaciones sexuales no normativas.

También hemos hablado con el Kenzo Marín, que es una persona trans* que asistió al servicio y luego comenzó a trabajar.

El servicio Trànsit se encuentra actualmente en el CAP de de Numància de Barcelona aunque comenzó en el centro de Manso. Muchas personas usuarias que han pasado por Trànsit han creado una Red de Iguales de voluntariado para acompañar y apoyar a personas a acudir al servicio.

Trànsit tiene importantes aliados en la administración: el ICS, el área LGTBI de la Generalitat y la Conselleria de Salud que consideró Trànsit la puerta de entrada a la salud de las personas trans. Han venido a conocer el modelo desde Baleares, Dinamarca y Australia.

Clàudia Valls y Lluis Romero forman parte de la asociación H2O, Colectivo Gay, Lésbico, Bisexual y Transexual del Camp de Tarragona.

Esta asociación tiene como objetivo dignificar y mejorar la situación de las personas homosexuales y transexuales en nuestra sociedad, en todos sus ámbitos: trabajo, ocio, juventud, familia, personas mayores, cultura, política, etc … y muy especialmente en el educación, entendiendo esta como herramienta transformadora de una realidad que deja de lado el colectivo.

Clàudia y Lluis nos explican la importancia del voluntariado y el concepto del sexilio, que es el exilio sexual hacia las grandes capitales donde el anonimato y la sociabilidad están más garantizadas que en centros de población menos poblados donde no hay espacios de seguridad para personas del colectivo LGTBI.

H2O también edita la revista “Colors del territori” conjuntamente con otras entidades territoriales. Con regularidad anual está realizada completamente por voluntariado.

Como entidad participa de Gènere Lliure, una plataforma tarraconense que aglutina también personas a título individual y que cuestiona el género, el binarismo y reclama una educación sexual inclusiva, no cissexista y no centrada sólo en las relaciones heterosexuales.

Más información:

http://www.h2o.cat/portal/

https://www.facebook.com/generelliure/

Revista Colors: http://www.h2o.cat/portal/category/colors/

El Espacio de Familias Trans es un punto de encuentro y apoyo para familiares o personas del entorno de personas trans con sede en la ciudad de Barcelona. La idea de crear este espacio se dio a raíz de participar en el Espai Obert Trans Intersex de Barcelona

Este espacio se creó en 2008 cuando un grupo de personas trans pensó que era importante que hubiera espacios para que las personas con diversidad de genero se encontraran, compartiendo experiencias e hicieran red.
Desde entonces los encuentros se han ido realizando mensualmente y actualmente el Espai Trans es uno de los pocos lugares de encuentro trans que existen en la ciudad y en Catalunya.

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Ya no será necesario acreditar un trastorno psiquiátrico para someterse a un cambio de sexo, las personas trans * han dejado de ser consideradas enfermas en Cataluña. Así lo ha anunciado el consejero de Salud, Antoni Comín, en la presentación de un innovador modelo de atención de la salud de las personas transexuales, sin precedentes en Europa, que termina con la exigencia de un diagnóstico psiquiátrico de disforia de género para iniciar tratamiento hormonal y acceder a la intervención quirúrgica de cambio de sexo. El nuevo modelo aborda la asistencia del colectivo trans desde el punto de vista de los derechos humanos, y no de la enfermedad psiquiátrica.

El nuevo modelo aparta la Unidad de Identidad de Género (UIG) del Hospital Clínico como centro de referencia, muy criticado por el colectivo transexual, y lo traslada al centro Tráfico, situado en el ambulatorio de Manso de Barcelona, que será la puerta de entrada y acompañamiento para todas las personas trans que quieran iniciar el tratamiento y el que se encargará de darle una visión integral.

El director del Hospital Clínico, Josep Maria Campistol, pidió disculpas al colectivo de personas trans * si se ha sentido maltratado por el Hospital Clínico y se mostró partidario de cambiar el modelo al actual. Comín ha asegurado que ningún transexual será tratado donde él o ella no quiera y la UIG no formará parte de su proceso si no quiere.

El pasado 2 de octubre se conmemoraron los dos años de la ley 11/2014 para garantizar los derechos de lesbianas, gais, bisexuales, transgéneros e intersexuales y para erradicar la homofobia, la bifobia y la transfobia. Dos años de una ley pionera en el reconocimiento de derechos pero también en la lucha contra las discriminaciones.

La ley recoge derechos básicos de las personas LGTBI, derechos que forman parte de los derechos humanos básicos para la vida digna, son derechos que deben ser para todos y todas y, por tanto, que todos y todas debemos defender. Para el Gobierno de la Generalitat uno de los objetivos de la ley es poner en la agenda política y el imaginario social el derecho a la diversidad sexual y hacer que los derechos de las personas LGBTI sean sencillamente derechos humanos defendidos por el conjunto de la ciudadanía y no sólo por los colectivos implicados.

A dos años de la ley aún tenemos mucho trabajo, muchos retos pendientes pero se han desarrollado, y se están desarrollando, las bases para que sea una ley efectiva. A estas alturas se está cerrando el decreto que dará paso a un nuevo reglamento del Consejo Nacional y se está trabajando con diferentes juristas sobre el modelo de intervención y sanción de actos LGTBIfobos, pero si bien estos temas son importantes y centrales , en los últimos dos años se han llevado a cabo acciones que ponen en marcha la ley de forma tangible.

Para asegurar el deber de intervención, que prevé la ley, en casos de discriminación LGTBIfoba hay sensibilización, información sobre la ley y formación a todas las trabajadoras y trabajadores de las administraciones públicas. Lo hemos hecho desde la Escuela Administración Pública de Catalunya y también dirigida a colectivos específicos (profesionales de la residencias de personas ancianas, para profesorado de los centros educativos de Catalunya, las oficinas de atención al público del Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, por poner algunos ejemplos) en todo el territorio de Catalunya, así como desde la Escuela de Policía de Catalunya para Policías Locales y Mossos e iniciamos una formación on line a las empresas para incluir la perspectiva LGBTI.

En el ejercicio efectivo de los derechos, estamos desplegando todas aquellas cuestiones que no por pequeñas dejan de ser importantes porque facilitan la vida cotidiana de las personas que por tener una orientación sexual o identidad de género diferente a la socialmente predominante o normativa encuentran muchos obstáculos. Algunos ejemplos serían: Protocolo con el Departamento de Salud para el cambio de Tarjetas Sanitarias con el nombre sentido; Adaptación de los centros sanitarios a la realidad de las personas Trans.; Protocolo con los Departamento de Cultura para el cambio de Carnés de Bibliotecas y otros carnés vinculados para el reconocimiento del nombre sentido; Despliegue del Servicio de Atención Integral al Territorio; protocolo específico para menores víctimas de bullying LGTBIfóbico; Protocolo para la reproducción asistida a mujeres lesbianas o sin pareja; Inclusión de la diversidad sexual dentro de los protocolos de prevención del acoso laboral … podríamos hacer un listado interminable y no haríamos visibles todas las acciones llevadas a cabo, pero hay que destacar, y reconocer, que aún nos queda mucho por hacer.

Lo que más preocupa, de forma urgente, a muchas entidades son las agresiones lgtbifóbicas. Se han hecho bastantes actuaciones en este sentido y hay que decir que no siempre es fácil adoptar medidas administrativas, aunque ya se ha hecho efectiva la primera sanción por insultos homófobos. Hay que seguir dotándonos de herramientas y metodología que permita mayor agilidad en la tramitación e instrucción de cada denuncia. Cabe decir, sin embargo, que es imprescindible que las denuncias lleguen. En este sentido, hemos iniciado una campaña informativa sobre la ley para que se conozca y se denuncie, que ninguna forma de agresión o comportamiento contra las personas pueda quedar impune o invisible.

Campañas como la del 012 en televisiones y radios: emisión del spot en horario punta, un programa específico en la red de televisiones locales o la misma publicación Ley 11/2014 en papel son medidas necesarias para la visibilidad, la aplicación y la efectividad de la ley. Una ley de defensa de los derechos del colectivo LGTBI pero una ley que debe ser de todos y todas. ¡Por muchos años!

 

Mireia Mata Solsona es Directora General de Igualtat de la Generalitat de Catalunya

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NOTA DE PRENSA

La consejera Bassa destacó que la sanción tiene un gran simbolismo, porque pone de manifiesto la tolerancia cero con las conductas contra el colectivo LGTBI

El Departamento recibe 81 denuncias desde que se aprobó la ley contra la LGTBIfòbia hace 2 años

La consejera de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, Dolors Bassa, ha anunciado que se ha hecho efectivo el pago de la primera sanción por vulneración de los derechos de las personas LGTBI, según el procedimiento que regula la Ley 11/2014, para garantizar los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales y para erradicar la homofobia, la bifobia y la transfobia. Los hechos sancionados son los insultos homófobos a un trabajador de un centro residencial para personas mayores que tuvieron lugar el pasado marzo. La consejera ha destacado que “la sanción se ha podido instrumentar gracias a la valentía de la víctima, que lo denunció, y de las personas que fueron testigo”. La persona víctima fue increpada y menospreciada por su orientación y por este motivo el infractor ha sido penada con una sanción de 300 €.
 
“Esto significa un paso adelante en la lucha por los derechos del colectivo LGTBI. Es importante que se sancione ya que significa que en Catalunya no aceptamos ninguna forma de agresión o comportamiento contra las personas “, remachó la consejera, que ha alentado a denunciar cualquier vulneración de los derechos del colectivo. Baja aseguró que “más allá del importe, la sanción tiene un gran simbolismo, porque deja clara la voluntad del Gobierno y de nuestra sociedad de la tolerancia cero con cualquier vulneración, penal o administrativa, por motivo de homofobia, lesbofobia , bifobia o transfobia “.
 
Dolors Bassa ha recordado que “la Ley 11/2014 es positiva, propositiva y quiere garantizar los derechos de LGTBI, pero también se dotó, entre otras cosas, de un régimen de sanciones administrativas para perseguir aquellas conductas LGTBIfobes no contempladas en el código Penal y que son formas de discriminación que se producen de forma cotidiana “.
 
Desde que se aprobó la ley en octubre de 2014 hasta el primer semestre de 2016, se han denunciado 81 hechos en el Área para la igualdad de trato y no discriminación de personas LGTBI. 67 se refieren a insultos (34 insultos en persona, 16 a través de las redes y 17 en otros medios), 5 se trata de amenazas y 5 más por agresiones. De estos hechos denunciados, se han abierto 32 expedientes administrativos, el resto han sido derivados a la vía penal o laboral o bien quedaban fuera del ámbito competencial de la Generalitat. Además del régimen sancionador, la Dirección General de Igualdad también contempla medidas pedagógicas, de formación o de mediación para abordar estos casos.
 
Aparte de las denuncias, se han atendido 140 notificaciones de vulneraciones de derechos recogidos en la Ley durante estos dos años, y cientos de consultas en el teléfono 012.
 
La ley establece que puede denunciar cualquier persona que por ser LGTBI sufra situaciones de violencia verbal; expresiones vejatorias; acciones de aislamiento, rechazo o desprecio público, notorio y explícito; exclusión; discriminación o acoso en el ámbito laboral o escolar, o limitación de acceso a espacios públicos o privados. La consejera también ha apelado a la responsabilidad del conjunto de la ciudadanía a denunciar cualquier acción de discriminación ya sea simbología LGTBIfoba, mensajes intimidatorios en las redes sociales, expresiones discriminatorias en el ámbito social, comunicativo … o cualquier tipo de agresión, insulto, amenaza, chantaje, incitación a la violencia o la discriminación.
 
La consejera ha recordado también que por primera vez la Generalitat se presenta como acusación popular contra el vecino de Mataró acusado de amenazar el colectivo LGTBI.

Reflexiones cocidas a fuego lento después de los hechos de Orlando

El mes de Junio ​​tiene mucho peso simbólico para las personas LGTB. Hace tiempo que se instauró como el mes para salir a las calles y luchar por nosotros y nosotras. Este año, a este mes de junio se le ha añadido otra fecha que nos debe hacer reflexionar, luchar y salir a la calle por igual: el 12 de Junio. Ya ha pasado tiempo, lo suficiente para que pasara gran parte de la atención mediática. Lo suficiente para poder pararnos a pensar y ver qué podemos aprender de lo ocurrido en Orlando.

A pesar del sufrimiento de los primeros días por recibir una lluvia bestial de islamofobia por parte de personas cercanas, quedé gratamente sorprendido de la reacción de mi entorno, debe ser que con las experiencias pasadas (París, Bruselas …) ya tengo las redes sociales netas de alocados.

Quien no falló fueron los medios que rápidamente olvidaron quien había muerto y se fijaron en quien los había asesinado. La homofobia desapareció de sus discursos para ser sustituida por otras palabras, siempre haciendo referencia a la religión de Omar Mateen. Aún así mi timeline estaba lleno de gente LGTBQIA+ de todas partes recordando que lo que había matado a todas aquellas personas no era una religión, sino la LGTBfobia. Por desgracia la mayoría de ellas olvidaban que el racismo también jugó un papel clave aquella noche, dado que casi todas las muertas eran latinoamericanas.

Quizás Orlando es el detonante que necesitamos para terminar de abrir los ojos y que las personas que trabajamos por la diversidad de orientaciones sexuales e identidades y expresiones de género nos posicionamos claramente como antirracistas, en contra de la islamofobia y de la islamofobia de género en particular. Las razones que os propongo son las siguientes:

Pienso que es importante pararse a pensar que los medios han olvidado tan rápidamente de la clarísima homofobia y el racismo que hay tras los hechos de Orlando. Y porque nosotros y nosotras hemos pasado por alto el factor racial. Es importante recordar que unas semanas antes había habido un ataque muy similar a otra discoteca gay en México. No oímos nada de esta porque quien llevó a cabo la matanza no fue reconocido como musulmán. No oímos nada de esta para que nuestras muertes no eran la parte importante, no lo son, sólo lo era quien nos había matado. Porque siempre hay unas muertes que valen más que otras y no nos equivocamos: nosotras acostumbramos a estar en el lado menos valioso.

La respuesta internacional a la matanza de Orlando responde a un proceso de criminalización del islam. Un proceso al que no le interesan las declaraciones de la gente cercana a Omar Mateen que lo describen como homófobo, machista, y como poco religioso. Un proceso al que tampoco le ha interesado pensar en esa gente que afirma que Omar en realidad era homosexual, o que frecuentaba el club que atacó y que el ataque de Orlando fue en gran parte una represalia causada por una fuerte homofobia interna. A este proceso tampoco le interesa reflexionar que parte de esta homofobia se genera porque ellos están ayudando a seguir vendiendo el Islam y la homosexualidad como categorías opuestas.

A los intereses (por ambos lados) que hay detrás de todo lo que está pasando no les interesa la existencia del Islam queer, no reconocerán nunca el feminismo islámico, ni las lecturas poscoloniales del Islam. Ambos polos, tanto el de las personas musulmanas más integristas como aquellas que quieren situar el Islam como enemigo, les interesa promover una visión cerrada y excluyente del Islam.

Aquellas que luchamos para poder existir desde la diferencia debemos unirnos para detener la violencia. Debemos unirnos para mostrar que eso que dicen no es cierto, que existen personas muy diversas: musulmanas y homosexuales, feministas que llevan hijab (el velo), musulmanas que no llevan, mujeres trans que llevan hijab e incluso niqab (el velo que cubre la cara), y personas musulmanas heterosexuales y cisgénero que nos apoyan sin rodeos y acogen la diversidad al igual que otras personas heterosexuales y cisgénero que no sean musulmanas.

Debemos unirnos porque nos están utilizando los unos contra los otros. Porque es desde dentro de las religiones que podremos combatir el machismo y la homofobia que encontramos, que se corresponden al machismo y la homofobia de las sociedades en las que vivimos. Debemos unirnos porque hace tiempo que disfrazan de feminismo el odio hacia las mujeres musulmanas, porque instrumentalizan las luchas y políticas LGBT para promover el racismo, para polarizarnos y aislarnos tanto como puedan, para continuar olvidando y negando todas aquellas personas racializadas y lgtb. Para continuar asesinándonos.

Pero sobre todo debemos unirnos porque en el fondo nuestras luchas son la misma. Luchamos para poder ser, para poder existir como queramos, por el derecho al propio cuerpo y por el derecho a la propia imagen. Luchamos por el derecho a poder ser diferentes.

 

Pol Galofre Molero (Barcelona, 1987) es técnico de sonido y cineasta especializado en cine documental y activista trans. Es uno de los coordinadores del proyecto Cultura Trans y dinamizadores del Espacio Trans. Junto con Miguel Missé ha editado el libro Políticas Trans – Una antología de textos desde los estudios trans Norteamericanos (EGALES, 2016). Realizó con Brigitte Vasallo el proyecto TransRaval en el marco de la exposición Translocaciones del Centro de Artes Santa Mónica y Idensitat, y con Bel Olid realizaron el proyecto Ésser Lliure por el festival Ingràvid. También ha dirigido el corto documental Feines per gent valenta, para el Ayuntamiento de Barcelona. Es docente en el Master Género y Comunicación de la UAB y colabora estrechamente con La Bonne, Centro de Cultura de Mujeres Francesca Bonnemaison.

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