A dos días para la convocatoria del 1 de octubre aunque es difícil predecir qué pasará domingo y qué pasará a partir del lunes, pero aquí van algunas certezas a día de hoy desde mi punto de vista como persona LGTBI y militante de una formación política.
La convocatoria del 1O no es el referéndum que necesitamos. La unilateralidad siempre es arriesgada. La aprobación de las leyes del referéndum y transitoriedad jurídica unas semanas atrás en el Parlamento de Cataluña con una mayoría muy ajustada y con calzador jurídico, no fue un buen inicio. Cualquier referéndum debe convocarse desde el máximo consenso, garantías democráticas y reconocimiento nacional e internacional y debe interpelar a toda la sociedad en su conjunto. Es legítimo que una de las partes, en este caso la independentista, quiera impulsar y ejecutar la convocatoria del 1 de octubre, pero no se dan las condiciones deseables para un referéndum de tal calado político.
El gobierno del Estado Español es irresponsable y peligroso. Ningún gobierno responsable puede ignorar la voluntad reiterada de más del 80% de la sociedad catalana que reclama su derecho a decidir, a votar qué encaje territorial quiere para su país de manera legal y acordada. El gobierno de Rajoy, del Partido Popular (con la complicidad igualmente irresponsable de Ciudadanos y PSOE) lleva años cerrando la puerta a esta posibilidad y poniendo por delante las respuestas judiciales y policiales a las propuestas políticas. Digo que esta actitud es irresponsable, pero añadiría que, además, es peligrosa cuando la intencionalidad que esconde es la de ganar votos a costa de conflictivitzar, de confrontar pueblos. Esta deriva recentralizadora y recortadora de derechos y libertades nos interpela a todos y todas. Hoy es contra Cataluña y sus instituciones pero mañana puede darse a cualquier otra parte del Estado bajo cualquier otra pretexto y es por eso que hay que combatirla defendiendo la democracia sin matices ni silencios cómplices. Hacer fuera Rajoy y el PP del gobierno debería ser una prioridad para todos y todas los y las que hacemos política tanto en Cataluña como en el resto del Estado.
Las personas LGTBI somos el reflejo de nuestras siglas, somos diversas. Somos el reflejo de la sociedad catalana que también lo es de diversa. Dentro de nuestro colectivo hay personas con identidades nacionales y personales varias. Así ha sido desde los inicios de nuestro activismo político como colectivo. En una Cataluña independiente o no, seguiremos luchando desde nuestra diversidad pero con el objetivo común de borrar la LGTBIfòbia de nuestra sociedad y seguir siendo diferentes pero nunca desiguales. Nosotros, además, somos perfectamente coneixedorxs que cuando las leyes no protegen derechos y discriminan, se deben cambiar para adaptarse a la realidad social del momento. Esto puede tardar pocos o muchos años, pero la lucha en la calle y en las instituciones es fundamental para conseguirlo.
Hay que poner freno a la No política testosterónica. No. Me niego a que la política sea una lucha machista de hechos consumados, una lucha por ver quién la dice o tiene más grande. Podemos simpatizar más o menos con Ada Colau o Manuela Carmena, pero ellas, como muchas otras menos conocidas, practican lo que pienso debe ser la clave para la política los próximos años: el cuidado y la empatía frente la violencia y las amenazas; la colaboración versus la competitividad; la escucha y el diálogo frente la imposición. Le podemos decir feminización de la política, poner los valores de las mujeres en valor, en definitiva, se trata de hacer política de otra manera en la que las soluciones, el diálogo y la fraternidad sean los verdaderos protagonistas.
Carles Rodríguez Herencia.
Sociólogo, miembro del eje de feminismos y LGTBI de Catalunya en Comú.