Por Carme Porta
África, el tercer continente más grande del mundo, con 54 países y una diversidad enorme de culturas, etnias, religiones, lenguas y reconocimiento de los derechos de las personas LGTBI.
Esta diversidad de reconocimiento o persecución del colectivo de personas LGTBI muestra pequeños avances pero también noticias estremecedoras y preocupantes. Actualmente hay 72 estados en el mundo donde todavía existen leyes que criminalizan y persiguen la homosexualidad, 24 de estos estados están en África. Pan Africa Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (PAI), es la federación africana por los derechos LGTBI miembro de ILGA (International Lesbian ,, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association).
En 12 estados de África todavía están en vigor leyes que limitan la libertad de expresión en materia de orientación sexual e identidades trans, en 2 de ellos, Mauritania y Sudán, aunque se penaliza con la pena de muerte. 11 estados africanos siguen limitando, por ley, la participación de la sociedad civil de las personas LGTBI.
Angola ha sido el último país africano que ha despenalizar la homosexualidad y crear legislación en la que se prohíbe la discriminación por orientación sexual. El Código Penal vigente, post colonial de 1886 reformado en 1954, en Angola penalizaba fuertemente las relaciones entre personas del mismo sexo que el código recogía como «actos contra natura». El proceso de derogación comenzó en 2014 y ha culminado este mes de febrero. El colectivo LGTBI angoleño trabajó por esta derogación no tanto por la persecución penal como por la gran discriminación social y la negación de derechos fundamentales que sufrían las personas LGTBI.
Ha sido en Kenia la otra cara de la moneda. El tribunal superior de Kenia pospuso recientemente la decisión sobre la despenalización de las relaciones homosexuales. En este país desde 2014 se cuentan 1.500 agresiones LGTBIfòbes y 534 detenciones por mantener relaciones entre personas del mismo sexo. Cabe destacar que el propio Tribunal Supremo en el año 2016 dictaminó que los exámenes anales forzados y las pruebas forzosas de VIH y hepatitis B de hombres sospechosos de conducta sexual de un mismo sexo son constitucionales.
La arbitrariedad con la que actúan algunos estados contra el colectivo lo hace vulnerable y la visibilidad se vive como necesaria y peligrosa a la vez. La violencia y estigmatización de las personas LGTBI en África sigue siendo un tema preocupante y cotidiano, tanto por parte del estado como de la sociedad.
En Tanzania, por ejemplo, en el año 2017, el viceministro de Salud amenazó de dar a conocer nombres de personas LGBT. Anteriormente ya había prohibido proyectos de divulgación de VIH para hombres gays, en este sentido cabe destacar que el 30% de hombres gays viven con el VIH. En Uganda, el año 2016, durante la celebración del Orgullo LGTBI se hizo una batida en base a la ley antihomosexual aprobada en 2014. En Ghana, la Coalición Nacional para los Derechos Sexuales Humanos y los Valores Familiares (formada por los tres grandes organismos religiosos de Ghana, representados por el Consejo Cristiano de Ghana, el Consejo Musulmán de Ghana y la comunidad de Amadhiya) ha impulsado un proyecto de ley al Parlamento para criminalizar la homosexualidad Las violaciones correctivas de lesbianas son una constante en algunos países africanos, siendo Sudáfrica uno de los países donde más se practican.
La persecución, malos tratos, estigmatización y discriminación empujan las personas LGTBI a la precariedad y la exclusión social o en huir demandante asilo. Actualmente hay 3’1 millones de personas demandantes de asilo en el mundo, protegidas por el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En cuanto a las personas LGTBI, el punto 23 de los principios de Yogyakarta -veinte novena principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género- recoge los derechos y recomendaciones específicos al respecto.