¡Pero si ya tenéis el matrimonio y la adopción! ¿Qué más queréis ahora? ¿Quieres decir que aún es necesaria esta manifestación? ¿Este desfile con vuestros gritos y vuestro exhibicionismo? ¿Esto es ya demasiado no?
Y las respuestas a tanta pregunta simplista y para nada meditada son:
Queremos la igualdad. No tiene que ser tan dificil de entender.
Sí, es totalmente necesaria esta manifestación desfile. Y aún tenemos que hacerlo más gordo!
Y no, no es demasiado.
Mientras haya personas que nieguen a las lesbianas , gais y transexuales la dignidad y la igualdad, tendremos que seguir recordando y reivindicando los hechos de Stonwell. Mientras nuestra sociedad pueda otorgar o quitar derechos a las personas, en función de su orientación y opción sexual, tendremos que hacer oir nuestra voz. Y nos hacemos oir como mejor nos place. Consiguiendo pactos parlamentarios que después de meses de trabajo permiten entrar en el Parlament de Catalunya la primera ley contra la LGTBfobia del mundo, y una vez más, solo con los votos en contra del PP: 110 contra 17. Nos hacemos oir denunciando en los medios de comunicación el bullying homofóbico en las escuelas, el acoso que aún padecen las y los adolescentes y jóvenes LGTB cuando salen del armario y dicen a amigas y amigos y al mundo entero, que aman y se sienten atraídas y atraídos por alguien de su mismo género. Nos hacemos oir porque aún es dificil que un padre o una madre se ilusione y se alegre cuando su hija o hijo LGTB les dice que tiene novia o novio. Hacemos oir nuestra voz en encuentros que fortalecen nuestros vínculos y le dicen al mundo que existimos y que somos felices tal y como somos. Y también, ¡claro está! hacemos oir nuestra voz saliendo a la calle y manifestándonos y desfilando con pancartas y banderas, con música y con eslóganes, con carrozas y fiesta, y con trenecitos cargados de niñas y niños con los colores del arco iris (que por cierto, para muchas criaturas son los colores de las familias, de las familias FLG ¡por supuesto!).
Y hoy alzamos la voz también, porque en España, una ministra, sigue manteniendo que el ser lesbiana es motivo suficiente de exclusión a las prestaciones de la seguridad social. Las lesbianas, afirma la Ministra de Sanidad Ana Mato, no tenemos derecho a acceder a la reproducción asistida si queremos ser madres. Las mujeres solteras tampoco.
Una vez más tenemos que formar parte del modelo mayoritario, siendo familia heterosexual y biparental. O sea, una familia formada por una madre y un padre. De hecho, resulta que se contempla sólo un único modelo de familia. Aunque resulta, ¿y quizás la señora Ministra no lo sabe?, que en España desde el mes de julio del año 2005, las parejas lesbianas nos casamos y tenemos hijos compartiendo la parentalidad, o sea, que dos mujeres formamos familia ante la ley. Y la formamos ante la ley desde 2005, porque antes, y desde siempre en nuestra cotidianeidad, ya lo habíamos hecho.
Tengo tres hijos, una hija y dos hijos, y soy madre desde antes del 2005. Y sino que se lo pregunten al mayor que ahora con 18 años, o a la chica con 15, o al pequeño con 10, son muy conscientes que desde el primer momento han tenido dos madres; aunque también saben que las dos madres lo son ante la ley desde el 2005 solamente. Y saben también muy bien los motivos de este vacio legal en sus vidas, y saben de las inseguridades y la lucha, y la victoria posterior. Pero también saben de la existencia de señoras y señores que quisieran devolverlos al anonimato, que les quisieran robar sus apellidos y robar también lo que sus madres les han conseguido y la sociedad les ha otorgado por ley.
Que el mes de marzo del 2005, el Parlament de Catalunya aprovase la adopción conjunta para lesbianas y gais fue un paso inmenso hacia la igualdad y el reconocimiento. No era solo que a partir de aquel momento una pareja de chicas y chicos, podía empezar a imaginar su propia familia, podian empezar a construir su proyecto de maternidad o paternida conjunta con ilusión y igualdad. Es que además, todas las niñas y niños que ya existían en el seno de familias de dos mujeres o dos hombres, pasarían a tener legalmente dos madres o dos padres. Pude pedir el permiso de maternidad por mis tres hijos, los tres a la vez claro, ¡porque resultaba que me convertía en madre legal de familia numerosa de golpe!.
Y que tres meses más tarde, el mes de junio de 2005, el Congreso de diputadas y diputados aprobase el matrimonio igualitario para lesbianas y gais, fue la culminación del reconocimiento de nuestros derechos. ¡Nos podíamos casar!. Dejamos de ser ciudadanas y ciudadanos de segunda. Y esto que se dice tan rápido, es una sensación de dignidad, de plenitud, de orgullo, de alegría y de victoria inmensa que te cambia la vida.
Sabíamos de toda manera que quedavan flecos. Algun que otro agujero negro en la igualdad, al que habíamos tenido que renunciar para conseguir lo más gordo. Y la igualdad en el acceso de las lesbianas a las técnicas de reproducción asistida era uno de ellos. Cada comunidad autónoma aplicaba la norma com mejor le parecía. Y así teníamos por ejemplo que en determinados hospitales públicos del País Valencià, con el gobierno del PP, nos podíamos inseminar por la seguridad social. Y en cambio en Catalunya, tanto con el gobierno tripartito de izquierdas, como con CiU, no. Considerar el factor de esterilidad o de infertilidad de la pareja entre dos mujeres se ve que no es suficiente. Que un hombre y una mujer entre sí sean infértiles es motivo para entrar en las listas de espera de la reproducción asitida. Pero que dos mujeres entre sí, o una mujer sola, por su situación no puedan engendrar por sí mismas, no es motivo para tener los mismos derechos. Seguimos teniendo por tanto, familias de primera y familias de segunda.
Tampoco pudimos conseguir que se aceptase la presunción de maternidad. Cuando una mujer está embarazada, es suficiente que diga el nombre de un hombre para qué este sea considerado el padre de la criatura, sin ninguna comprovación. Si ella dice que lo es y él lo ratifica, es el padre a todos los efectos. Cuando una mujer está embarazada, no es suficiente con que su mujer diga que es la madre. Solamente podemos ser madres de los hijos de nuestras mujeres si esta hija o hijo ha sido concebido por técnicas de reproducción asistida en una clínica, y hemos firmado el consentimiento para el uso de estas técnicas. O si adoptamos a los hijos de nuestra pareja. Un motivo más para no descansar, para seguir en la lucha, para exigir el cumplimiento de la igualdad para todas las personas, sea cual sea nuestra orientación sexual.
Pero es que ahora además, el Ministerio de Sanidad pretende hacernos creer que esta discriminación puramente ideológica, es un recorte por motivos económicos. Otros regímenes, totalitarios, también empezaron recortando derechos a las minorías argüyendo motivos económicos, mientras avivaban así el fuego de la intolerancia y el odio, sembrando el terror en Europa y escribiendo una de las páginas más oscuras de la historia de la humanidad. Y esto, ahora, en pleno siglo XXI, ¡no es admisible de ninguna manera!
Com dice un buen amigo, “la negación de la ministra al uso de las técnicas de reproducción asistida por las parejas lesbianas y las mujeres solas, sería equilibrada si a las parejas heterosexuales se les recomendase en caso de infertilidad de la parte masculina, acudir al “butanero”. De otra forma es altamente injusto y sexista.”
La lucha sigue, sí, sintiéndolo mucho. Y continuará hasta que sea impensable la discriminación, el odio, la marginación, y el rechazo por motivo de orientación sexual, de identidad de género y de diversidad familiar. Seguiremos desfilando y manifestándonos mientras sea posible que toda una ministra de sanidad excluya de las prestaciones públicas el deseo de ser madres de las mujeres lesbianas. A ver cual es ahora la reacción del Consejo Interterritorial de Sanidad. Seguimos!
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Elisabet Vendrell es licenciada en Biología i Profesora universitaria. Es miembro de la asociación de Famílies Lesbianes i Gais desde su inicio en 2001, entidad de la que fue presidenta desde 2005 hasta 2012; también presidió la FLG-Asociación de Familias LGTB de España desde 2009 hasta 2012.
Fue la primera Vicepresidenta del Consell Nacional de Lesbianes, Gais, Dones i Homes Transsexuals i Bisexuals de Catalunya; asimismo fue Coordinadora de la Red Estatal de Asociaciones de Familias LGTB de España;y Secretaria de la Federació de Famílies Plurals de Catalunya. |