Let Our Voices Be Heard!” Es el título del libro que se editó en 2004 a partir de la investigación que unas cuantas lesbianas cristianas hicieron en torno a la experiencia vivida como lesbianas y como cristianas. El libro se ha ido traduciendo a diferentes idiomas: neerlandés, francés, polaco, alemán… Se prepara estos días la presentación de su traducción al castellano “Oíd Nuestras Voces” que ACGIL (Asociación Cristiana de Gais y Lesbianas) ha llevado a cabo.
También estos días ha concluido el encuentro anual de los grupos cristianos de personas LGTB en Europa. Este año se ha celebrado entre los días 21 y 25 de mayo y ha tenido lugar entre Estocolmo, Tallin y Helsinki. Han participado 120 personas y recibieron visita de la Co-Presidenta del ILGA-Europa, Gabriella Calleja.
La comunidad plantea retos en un momento de cambios en la jerarquía eclesiástica católica. Reflexiones y exigencias que se centran en la no discriminación y el uso que hacen las religiones para excluir el colectivo LGTB.
La CAFA (Comunidad Apostólica Fronteras Abiertas) hizo un manifiesto con motivo del 17 de mayo Día internacional contra la LGTBfobia en la que denunciaba la discriminación de las personas LGTB, las políticas neoconservadoras que las avalaban y la necesidad que la iglesia garantizara el papel de respeto e inclusión que quiere representar.
Voces incómodas, quizás minoritarias, pero no por ello menos importantes.
Alrededor del 17 de mayo, Día Internacional contra la LGTBfobia , el número 77 ha sido un símbolo para seguir luchando. En el mundo, 77 países todavía condenan la homosexualidad y nos encontramos ante una situación de seria regresión y rebrote de agresiones LGTBfobas.
En este marco, las reivindicaciones del movimiento LGTB en Catalunya han sido muy diversas y las movilizaciones importantes. El monumento en memoria del colectivo LGTB del Parque de la Ciutadella de Barcelona, acogió la primera concentración contra la LGTBfobia, una concentración en la que las asociaciones reclamaron que la la Ley contra la LGTBfobia fuera una realidad muy pronto, tal como recogieron en el manifiesto. La concentración fue convocada por las 25 entidades de la Plataforma LGTB.cat.
En Sitges se llevó a cabo una marcha reivindicativa que acompañaba la rehabilitación de la escultura del triángulo rosa que conmemora hechos homófobos ocurridos en 1996. La escultura fue una reivindicación del movimiento que quería que los hechos no fueran olvidados y no se repitieran.
La escultura se ubicó en el Paseo Marítimo y contó con la presencia del alcalde de Sitges, Miquel Forns, que destacó la importancia del acto .
En la marcha los diferentes colectivos destacaron la importancia de dignificar el colectivo LGTB en la memoria histórica y reclamaron, también, la aprobación de la ley contra la LGTBfobia
Una memoria que también fue el centro, horas antes, del XXI Memorial del SIDA que se desarrolló bajo el lema ” Presentes en la ausencia”. Un acto en el que el consejero de Salud, Boi Ruiz, lamentó el rebrote de agresiones homófobas y en el que Ferran Pujol, director de Proyecto de los Nombres-Hispanosida, reclamó más apoyo a las políticas de prevención, más inversión y más recursos, y también destacó que:
“Desde nuestra entidad apoyamos, como ya hemos expresado en varias ocasiones la aprobación de una ley contra la homofobia por parte del Parlament de Catalunya, pero, somos conscientes, a la vez, que sólo con leyes no será suficiente para proteger la salud de las nuevas generaciones de nuestro colectivo ”
Días después diferentes representantes de entidades LGTB y algunos grupos parlamentarios reclamaron al Parlament de Catalunya que la ley contra la LGTBfobia pueda aprobarse con normalidad y sin tropiezos y recoja, también, la creación de una agencia catalana contra la discriminación a las personas LGTB .
El Govern se comprometió a aprobar la norma, aunque en las últimas semanas han anunciado la redacción de un proyecto de ley contra la discriminación que, de forma general, pretende erradicar cualquier tipo de discriminación, una propuesta a la que el colectivo se opone reclamando el cumplimiento de los compromisos.
Hay consenso en el movimiento LGTB, el apoyo de cuatro grupos parlamentarios, el compromiso de no vetar la norma y una propuesta diferente sobre la mesa.
El próximo sábado 17 d mayo es el día internacional contra la LGTBfòbia, una iniciativa que pretende concienciar sobre las discriminaciones que sufre nuestro colectivo. Podría parecer que con el matrimonio y el derecho a adopción está todo conseguido, pero no es así. Recientemente el Gobierno español ha dejado de considerar la persecución LGTBfóbica como un motivo para conceder asilo político. Un retroceso importante porque actualmente, pese a los avances internacionales, concentrados al continente europeo y americano, estamos viviendo preocupantes retrocesos en África y Asia. Es un día para reivindicar nuestros derechos pero también la necesaria protección legal que estos requieren. Quizás en el futuro la libertad permitirá no tener que legislar sobre esta materia, pero la situación actual pide políticas activas por la igualdad de derechos y oportunidades. La inacción no puede ser la respuesta de Gobiernos que se quieran considerar avanzados en este ámbito, hace falta implicación y acciones concretas.
En nuestro país tenemos en el Parlamento una propuesta de ley por los derechos del colectivo LGTB que, de aprobarse, sería pionera en todo el mundo. Una texto que había generado alguna polémica entre los diferentes grupos políticos, pero que la consellera de Benestar Social i Família, Neus Munté, confirmó que se saldrá adelante en el marco del Encuentro de Familias Lesbianas y Gays. Contra la LGTBfobia hace falta que se implique la sociedad y también las instituciones. A veces de forma simbólica para que se nos visibilice como con la declaración institucional que por el Día Internacional contra la LGTBfòbia se hace en nuestro Parlamento desde hace ya varias legislaturas. Tenemos que tener claro que, en el actual contexto, no hacer nada contra la discriminación del colectivo es, en realidad, hacerlo en contra. Este año, no siempre ha sido así, podemos vivir un 17 de mayo con la tranquilidad y el orgullo que da saber que vivimos en un país donde este tema genera consensos políticos importantes -después de años de trabajo asociativo-.
Las familias LGTB son cada vez más visibles, se hacen y se reivindican más visibles. El pasado 1, 2 y 3 de mayo se llevó a cabo el 5º Encuentro Estatal de Familias LGTB, más de 300 familias, unas 500 personas, participaron de las diferentes actividades, charlas y debates con un tema central: la Educación.
El encuentro contó con la Presencia de Neus Munté, Consejera de Bienestar Social y Familia de la Generalitat de Catalunya. La Consejera expresó su compromiso durante la apertura del encuentro y luchar contra la discriminación de las familias LGTB para que el modelo de familia homoparental no sea considerado una rareza y avanzar.
El encuentro reunió gente de todo el estado español que destacaron las dificultades cotidianas pero también la necesidad de visibilidad y propuestas para que las familias LGTB y los hijos puedan crecer con normalidad.
A la visibilidad se unen, pues, las reivindicaciones y el análisis de necesidades. El conocimiento de la propia diversidad y las propuestas para las administraciones y la legislación, pero también los recursos para las familias y los niños y niñas de familias LGTB, un trabajo que se ha llevado a cabo conjuntamente con diferentes grupos de estudio .
Paqui López, de la Universidad de Sevilla presentó los resultados de un estudio con jóvenes, hijos e hijas de familias LGTB. La sexualidad se trabajó en un taller que planteaba una participación activa desde la reflexión del día a día en un aula. María del Mar González desarrolló ampliamente los resultados de un estudio sobre los efectos de los cambios legislativos sobre las familias LGTB.
La asociación de Familias de Lesbianas y Gais fue la encargada de organizar el encuentro, como ya hizo en 2012 con el segundo encuentro europeo en Lloret. La valoración que hacen es del todo positiva.
El pasado primero de mayo, jornada reivindicativa de clase, la calle también fue de colores.
En Vila-Seca las familias reclamaban normalización y reconocimiento. Allí mismo la Consejera anunciaba avances legislativos para erradicar cualquier tipo de discriminación.
En las calles de Barcelona diferentes colectivos LGTB reclamaban la visibilidad, el respeto y la normalización, tanto en el lugar de trabajo como en la sociedad. También alguna reflexión personal, en forma de carta a medios escritos, invitaba a reflexionar sobre la campaña multitudinaria antirracista en el ámbito del fútbol y si sería trasladable a un hastag #todossomosgais
Todo ello, la lucha y reivindicaciones LGTB se funden y se confunden con el resto, allí donde estamos presentes todas y todos, allí donde vivimos y somos visibles, allí donde trabajamos y nos desarrollamos, donde sufrimos las discriminaciones y las exclusiones.
Ahora más que nunca debemos fundirnos pero sin perder visibilidad ni centralidad, la LGTBfobia es una discriminación transversal, no tiene clase, no tiene género, no tiene color… tiene niveles de tolerancia y un alto, demasiado alto, grado de permisividad, contra lo que necesitamos leyes y recursos. El Parlament y las entidades siguen trabajando por una ley de derechos LGTB, una ley necesaria, una ley imprescindible.
La discriminación sufrida por el colectivo LGTB ha hecho que en muchas ocasiones nos tengamos que ocultar, negarnos a nosotros mismos para subsistir en un contexto hostil. Es lo que se conoce como estar al armario. De aquí viene un de las principales discriminaciones del colectivo: la invisibilidad. El hecho de tenernos que esconder hace que no seamos “visibles” ni para el resto de sociedad, ni para las personas de nuestro propio colectivo. Y esto lleva a una carencia de referentes que dificulta el desarrollo personal de los individuos LGTB. Con todo, esta invisibilidad no afecta por igual a todos los colectivos que participan del movimiento LGTB. Desde sus inicios los gays han tenido un protagonismo sobredimensionado respecto su peso real en la sociedad. Por eso, desde el mismo movimiento, cuando se han analizado sus propias carencias, se ha dado cuenta, y por eso ha generado días específicos de visibilidad: como por ejemplo el pasado 26 de abril el de la visibilidad lésbica. Una apuesta que permite cubrir las carencias en el avance en la liberación de las personas LGTB.
La invisibilidad de las lesbianas no tiene que ver sólo con la del colectivo LGTB, sino también con la de las mujeres que, a pesar de ser más de la mitad de la población, no han visto históricamente reconocido sus méritos. Una invisibilidad dada por el papel social, exclusivamente, de cuidadora que ha tenido tradicionalmente en las sociedades patriarcales, pero también de asexuales y la expulsión histórica que han sufrido del espacio público que ha sido reservado a los hombres. La pretendida asexualidad ha invisibilizado todavía más, en las sociedades de moral conservadora, la sexualidad lésbica. El feminismo ha sido, por tanto, una constante dentro del movimiento L, para un colectivo que ha sufrido una doble discriminación: por ser mujeres y por ser lesbianas. Con todo, no nos dejar de reconocer los pequeños avances que últimamente ha habido con la presencia pública de lesbianas, una visibilidad con carencias, sí, pero que empieza a funcionar.
La visibilidad del colectivo, pero, no es un hito fácil. Los medios no representan la realidad de forma equilibrada la realidad y pueden ser motores de tópicos: no siempre de los viejos sino que pueden generar de nuevos y relativamente positivos, a pesar de que en ocasiones sean excluyentes. La visibilidad de las lesbianas, en este caso pero también de los gais o transexuales, puede hipervisibilizar a determinados miembros del colectivo: las jóvenes, las profesionales, las triunfadoras, las muy bien situadas económicamente, aquellas que responden a rols más aceptables socialmente como por ejemplo a aquellas que son madres. El peligro de la visibilidad esta en poder focalizar sólo a quien puede ser más asimilable o más bien vistos socialmente, excluyendo al resto del propio colectivo. Con todo, el propio movimiento LGTB, ha demostrado que es capaz de hacer autocrítica y mejorar su propia tarea por la liberación. Tenemos que seguir trabajando en ello.
Silvia Bel Fransí es una de las poetisas jóvenes más destacables de los Países Catalanes.
Publicó su primer libro con un juego de palabras: “L’esbós” (El boceto), en 2010 y dice que “escribe en los rincones de los libros que leo, en las libretas que me regalan y los trocitos de papeles que guardo dentro de los bolsillos ”
No para de escribir, pero tampoco de recitar y correr por los escenarios porque, dice: “lo que más me gusta es repartir buen rollo en el escenario”.
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