La homofobia sigue en marcha

La homofobia sigue en marcha

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Que hay segmentos de la sociedad que son abiertamente homófobos no es una novedad, pero la preocupación que crea en el colectivo LGTB la expresión pública y abierta, los comentarios frívolos, la exhibición de argumentos claramente discriminatorios … es alta.

A nivel internacional, cabe destacar el caso de Uganda donde el Presidente del Parlamento anunció que el próximo mes de diciembre se aprobará una ley que penalizará con la pena de muerte los actos homosexuales. La iglesia católica ha exigido al gobierno ugandés la aprobación de la ley como un “regalo de Navidad” según han recogido diversas fuentes.

El diario español ABC ha recogido unas declaraciones de los activistas católicos antiLGTB que declaran:

Presidente, no podemos permanecer sentados dando la espalda a un fenómeno destructivo que está pasando en nuestro país. Por lo tanto, como ciudadanos responsables, nos sentimos obligados a llevar este asunto a su atención como líder del Parlamento … así los legisladores podrán hacer algo para abordar el deterioro de la situación rápidamente en nuestra nación “.

Así pues, la iglesia, una vez más, evidencia su homofobia de forma clara y opta por castigos extremos y violentos. Cabe decir que actualmente en Uganda el Código Penal ya recoge la homosexualidad como delito y que se están llevando a cabo asesinatos violentos a activistas LGTB de forma cotidiana. Asimismo, las lesbianas son objeto de una curiosa “aplicación terapéutica” para curar su homosexualidad: la violación. Algunas activistas lesbianas de Uganda han sido violadas de forma reiterada para “curarlas” de su lesbianismo, algunas de ellas han sufrido también otros actos violentos e incluso han llegado a ser asesinadas.

Pero la homofobia violenta y despiadada no es sólo una expresión de países donde la democracia está lejos de las instituciones en Europa es un apràctica común en algunos países de influencia católica como Polonia o de estados aparentemente aconfesionales como el estado español. A pesar de los avances en el reconocimiento de derechos para el colectivo LGTB algunos sectores conservadores y de la jerarquía católica han expresado su exigencia de negar estos derechos y defender la familia tradicional.

Sin ir más lejos, la organización ultraconservadora Hazte Oír denunció ayer en Naciones Unidas su indignación y ofensa “ante la reciente sentencia del TC a favor del matrimonio homosexual. Han elaborado una sentencia en contra de los derechos de los niños por capricho de una minoría”. Los argumentos ultraconservadores españoles se parecen peligrosamente a los argumentos de los sectores conservadores ugandeses.

Sin embargo en el ámbito político también siguen habiendo intervenciones homofobia importantes, basta recordar el tweet de la dirigente de Nuevas Generaciones del PP en la que reclamaba la cura de la homosexualidad:

¿Respetar los homosexuales? Por supuesto que los respeto. No hacen daño a nadie, sólo a sí mismos. A ver si algún día descubren la cura

O las palabras de Duran Lleida que hace unos meses defendió en su blog que se “facilite y apoye el tránsito personal de la homosexualidad a la heterosexualidad” y cargó contra las políticas del anterior gobierno por ser “el único gobierno que pertenece a la Internacional gay y lésbica “expresando también su critica debido a que la Generalitat preparara, en aquel momento,”una norma única en Europa sobre derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales para la erradicación de la homofobia, la lesbofobia y la transfobia “. Actualmente la Generalitat ya ha dejado de formar parte de la ILGA y aún no se ha aprobado ninguna ley, como reclama el colectivo, contra la homofobia.

El reconocimiento de los derechos a las personas LGTB es imparable partes pero la homofobia sigue presente y visible.