Gloria Careaga: “La homo-les-bi-trans-fobia nos persigue, no podemos ignorarla. Las conquistas no...

Gloria Careaga: “La homo-les-bi-trans-fobia nos persigue, no podemos ignorarla. Las conquistas no deben ser el único espejo en el que nos miramos”

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gloria careaga
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por Carme Porta

Entrevistamos a Gloria Careaga, una de las figuras centrales del movimiento LGTBI en México. Profesora en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desde 1979. Fue Co-Secretaría General de ILGA (Asociación Internacional de Gays y Lesbianas) de 2008 a 2014. Recibió la Medalla Omecihuatl del Instituto de la Mujeres del DF. Es miembro suplente del Consejo Asesor de ONU-Mujeres de América Latina en cuestiones LGBTI.

Ser lesbiana a menudo es sinónimo de invisibilidad, ¿como es ser lesbiana visible en México?

La invisibilidad pareciera una característica insalvable para las lesbianas alrededor del mundo. Incluso a pesar de la definición personal de convertirse en figura pública como lesbiana, no siempre logra el cometido. Recuerdo cuando la primera lesbiana, Patria Jiménez, llegó al Parlamento Nacional de nuestro país, tuvo muchas entrevistas en los medios, y registramos que la palabra lesbiana difícilmente era mencionada en las notas. Ser visible pues, se convierte en una acción cotidiana consciente que una ha de asumir. Manifestarlo siempre que se pueda y no dejar que las persona lo eludan.

A veces puede resultar chocante, pero creo que la incomodidad es para los otros y lo tendrán que enfrentar. 

Top soy una figura pública, y una cree que ya no es necesario afirmarlo, pero pareciera que no salimos de las cuatro paredes de los movimiento en los que una participa, como feminista y como lesbiana, fuera de estos espacios una necesita mantener la visibilidad.

Hoy día, tal vez una vez que hemos logrado ser interlocutores válidos con las oficinas de gobierno, pareciera que ahí también se reconoce y acepta sin problemas. Pero siempre hay que estar seguras de que saben con quién están hablando.

Eres una de las fundadoras de  El Clóset de Sor Juana, ¿como valoras estos años de activismo?

El CSJ recién celebró sus 25 años el año pasado. La conmemoración nos llevó precisamente a recordar valiosos momentos. Yo ingresé tarde a la lucha por los derechos LGBT, en 1990. Y estoy cierta de que el haberme involucrado en esta lucha me ha enriquecido de manera importante. No fui consciente de la discriminación que sufría, por haber sido reprimida abiertamente, y haber recibido el apoyo familiar, pero cuando ingresas al grupo de lesbianas y conoces las historias de otras a través de los grupos de reflexión, se te abre un panorama impresionante que te permite comprender tu lugar y te da herramientas para enfrentar los intentos de mantenerte en el clóset silenciada. Yo estuve fuertemente vinculada a la organización por casi 20 años lo que me brindó muchas oportunidades de intercambio con mujeres de distintos sectores y experiencias. Incluso la trayectoria misma del grupo nos ha permitido identificar las distintas necesidades que las lesbianas tenemos. Es triste que hoy día no exista más un espacio abierto donde las lesbianas se reúnan  y puedan intercambiar. Creo que los espacios de recreación y entretenimiento que hoy existen no salvan esa necesidad, el espacio propio además contribuye a la activa participación en la lucha por los derechos.

Fue mi participación en el Clóset de Sor Juana también lo que me dio la oportunidad de participar en espacios internacionales a través de nuestra integración a ILGA, lo que amplió todavía más el panorama de lo que las personas LGBT y las lesbianas en particular enfrentamos. Mi trayectoria en ILGA aun sigue también activa y llena de desafíos y satisfacciones.

Has unido activismo y profesión, has trabajado mucho sobre el estigma y la sexualidad.

Así es. Como profesora universitaria he tenido la oportunidad de llevar la reflexión a estudiantes y docentes, no siempre con los mejores resultados. La disciplina de la Psicología, contrario a lo que podríamos pensar no es tan progresista. Ha habido que luchar contra la homofobia de las y los colegas, y tejer fino en las aulas, para abrir las mentes. Mi vinculación con los estudios de género probablemente en su momento fue lo más acertado, esa perspectiva me dio también muchos elementos para el abordaje de la sexualidad desde una perspectiva amplia y vincularla con los derechos humanos. Comprender las desigualdades de género, y el género mismo en su amplia plasticidad descoloca la estructura y te obliga a pensar desde distintos ángulos la realidad, donde los hombres, las mujeres en cualquiera de sus representaciones no necesariamente están en un lugar, sino que depende de sus circunstancias y momentos históricos.

La academia puede ser un espacio muy árido y competitivo, pero creo que también una tiene que encontrar el sentido del estar ahí. Y aprovechar ese cúmulo de mentes e ideas, para dialogar y confrontar el pensamiento todos los días. Al final puede resultar hasta divertido.

La obligación de exponer ideas, a través de las clases, las conferencias y las publicaciones resulta un reto por demás interesante. No me lo perdería por nada.

A nivel internacional tu acción y tu visibilidad también ha sido importante

Es interesante cómo la oportunidad de participar en los espacios internacionales se conjuntaron entre el feminismo y los derechos LGBT. Prácticamente inicié al mismo tiempo en los dos espacios, con el feminismo en la preparación de la incidencia en las Conferencia Internacionales convocadas por la ONU en la década de las 90 y con el movimiento LGBT con ILGA en 1991. Fue ese año cuando acudí a eventos internacionales de ambos movimientos y desde ahí no he parado. Los avances que se alcanzaron en derechos de las mujeres en esa década fueron muy impresionantes y necesariamente engolosinantes para mantenerse en la lucha. La consideración de la orientación sexual y la identidad de género fue posterior, pero una vez incorporados a la discusión se han mantenido y ampliado. En el movimiento feminista formé parte del Grupo Health, Empowerment, Rights and Accountability (HERA) que me brindó las mejores herramientas para la gestión internacional, además de una experiencia muy gratificante por la dinámica y principios feministas del propio grupo. En ILGA he ocupado varias posiciones desde nuestro ingreso como organización lésbica, fuimos el Secretariado de la Mujer varias veces y ocupe la Co-Secretaria Regional antes de llegar a ser la Co-Secretaria General, toda una experiencia. Formar parte de la iniciativa de Jennifer Wilson de impulsar la regionalización de ILGA fue definitivo para la ampliación de la Asociación y conocer mucho más lo que pasaba en el mundo. Aunque me gustaría ver más proyectos regionales y globales, creo que el trabajo que se hace en el Consejo de Derechos Humanos de ONU es bueno… 

Es muy gratificante sentirse parte de la historia. Ver dónde empezamos y dónde estamos ahora. Pero como sabemos no hay conquista lineal ni progresiva, es necesario empujar a que se mantenga la discusión y otras personas se involucren para asegurar avances y evitar retrocesos.

¿Crees que ha cambiado mucho México (yel mundo también) a nivel de políticas LGTBI? 

Definitivamente, mira cómo están los grupos conservadores….! Los avances de las mujeres de las población LGBT ha puesto en jaque no solo la estructura discriminatoria sino la forma de pensar y ver el mundo. Falta mucho, el reconocimiento de la discriminación es un paso importante, y se han instrumentado acciones, legales y políticas para la construcción de sociedades más inclusivas, pero el cambio cultural al que aspiramos va lento y con muchas amenazas.

Observando los mapas que ILGA publica cada año, nos permite ver cómo nos vamos moviendo, los avances que vamos logrando. América Latina se mira hoy como la región más progresista, donde se han dado los cambio más importantes,  pero es también donde los grupos conservadores están invirtiendo más. 

En México he visto lo que creí que no vería. La entrega de la bandera a una delegación LGBT por el gobernador de la Ciudad de México para participar en los OUT Games, el recibimiento de líderes en las Casa Presidencial para conocer nuestras propuestas y escuchar una declaración presidencial asumiéndolas, han sido momentos históricos increíbles. La lucha por más de 40 años ha tenido frutos, pero seguir avanzando nos exige hoy rearticularnos. Construir redes, alianzas y propuestas.

Las cifras de crímenes de odio se mantienen en la región y en México. La homo-les-bi-trans-fobia nos persigue, no podemos ignorarla. Las conquistas no deben ser el único espejo en el que nos miremos. Más bien, necesitamos reforzar las miradas que contemplen las intersecciones, para ampliar nuestro campo de acción y posibles logros. Ahora tenemos un nuevo gobierno que promete escucharnos, tenemos que aprovechar la oportunidad para profundizar y ampliar el trabajo por nuestros derechos.