“El nacionalismo también ha parasitado el movimiento lgtb en Cataluña” por Ramón...

“El nacionalismo también ha parasitado el movimiento lgtb en Cataluña” por Ramón Lugo Silva

El evento que se ha planificado en Cataluña para el próximo 1 de octubre y que sus organizadores llaman “referéndum” es una manifestación más del estado de avasallamiento que padece una parte de la sociedad catalana, mayoritaria según las últimas elecciones autonómicas, de parte de otra parte que, sin ser mayoritaria, controla el Parlament (y por ende la Generalitat) por obra y gracia de un sistema electoral injusto que otorga mayor representación a circunscripciones de menor población, rompiendo la regla básica de 1 elector = 1 voto.

Una de las características del nacionalismo es su afán por uniformizar la sociedad en la que se implanta o busca implantarse. Esto es una tarea mucho más complicada en tiempos como los actuales en los que el desarrollo de las comunicaciones (satélites, redes sociales, abaratamiento de viajes en avión) y la fluidez de los movimientos de personas nos han llevado a sociedades abiertas, plurales, críticas. El esfuerzo del nacionalismo, en este caso del nacionalismo catalán, porque de eso es de lo que estamos hablando aquí, se multiplica. ¿Una evidencia? El denodado trabajo de imposición del idioma catalán como el único utilizado en Cataluña. Lo han tenido muy crudo en una colectividad fundamentalmente bilingüe y multicultural. Pero no cejan en su empeño acudiendo incluso al expediente de multar a los comerciantes, la mayoría más bien pequeños, que rotulen el anuncio de sus negocios en castellano. Así se las gasta el nacionalismo catalán. O imponiendo el catalán como único idioma de escolarización.

Y en esa cruzada por uniformizar la sociedad de acuerdo con los patrones del catalanismo o de lo que ellos creen que es ser catalán hoy, más que por estrategia política que por convicción sobre los derechos humanos de las minorías, han penetrado el movimiento lgtb de Cataluña y lo han sabido captar con subvenciones a cambio de plegarse al nacionalismo. No hay en Cataluña organización lgtb que no opere gracias a los subsidios de la Generalitat o del Ajuntament de Barcelona, ciudad donde se concentra la fuerza del movimiento lgtb que, como sabemos, es allí, en las ciudades grandes, donde crece. La contraprestación ha sido plegarse al independentismo, que ha puesto en marcha, convenientemente, su retórica victimista contra la opresión, sobre la libertad, la independencia, la autodeterminación. Y, bien porque les ha convencido esa retórica romántica propia de los nacionalismos, bien porque hay que tener recursos para poder luchar (el fin justifica los medios), el movimiento lgtb catalán se entregó a los brazos del independentismo. Como casi toda organización gremial o causa más o menos organizada en Cataluña.

En la práctica, también en lo que se refiere al movimiento lgtb, el nacionalismo ha dividido a la sociedad catalana: una serie de organizaciones fuertemente subvencionadas por los organismos públicos y la otra parte integrada en lo que se ha dado en llamar “mayoría silenciosa” que no tiene acceso a esas organizaciones, si se es muy militante, o se tiene acceso si simplemente callas y utilizas los servicios y la plataforma que proveen. Es lo que hay.

Ramón Lugo Silva
Licenciado en Periodismo
MSc en Psicología Social (UCV, Caracas)
Máster en Sociedad de la Información y el Conocimiento (UOC)